martes, 17 de enero de 2012

Siempre empiezas con pies de plomo, con el corazón atado al palo más fuerte, con la idea de no tropezar con las mismas piedras. Pero al cabo de un mes, mis pies han sido de algodón, mi corazón está atado al suyo, y si tropiezo otra vez, no importa, Ivan es la parte más importante de mi. Lo más bonito e intenso es el principio. Hay interés, ganas de quererse, y miedo a equivocarse. Para mi, siempre es el principio. Cada beso es el primero, y cada abrazo. Cada mensaje de buenas noches, y mis recuerdos cuando me acuesto y pienso en él, son como mi recuerdo el primer día que nos besamos. Las ganas de verlo, o de divertirnos juntos, como la primera vez que tomamos una coca cola, y como la primera vez que nos tomamos unas copas de más. Las ganas de amarlo no son como al principio, quizá sea lo único que cambia para mi, porque cada día lo quiero más. El miedo a equivocarse sigue siendo respaldado por mi paciencia, mi respeto, y el amor que siento por él, a veces falto de orgullo y de la tranquilidad de saber si seguirá estando mañana a mi lado. Siempre digo que hoy, es el primer y el último día de nuestras vidas, y por ello sigo adorándole de una manera rocambolesca, pasional, e impetuosa. Asi que, solo quiero que todos los días del resto de mi vida sean diez de marzo...

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